El poeta tenía varias plumas sobre su escritorio. Usaba una de pavo real para componer odas a la naturaleza. Otra de águila para los poemas épicos, y una de paloma para los versos que hablaban de libertad. Un día, paseando por los aledaños del cementerio, encontró una que no supo identificar. Al utilizarla, descubrió que todo lo que salía de aquella pluma daba miedo.
Copyright: Luisa Fernández
Foto extraída de Internet.
Esa pluma debió ser negra, la del cuervo de Poe el poeta maldito. Un gran abrazo.
ResponderEliminarCon toda seguridad, Drac.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu acertada visión.
Un abrazo.
estoy con dra, luisa, breve pero intenso. un abrazo.
ResponderEliminarPero escribía, no?
ResponderEliminarA veces es lo que importa, aunque bien mirado, quizá hizo un pacto con el diablo y este le cedió su pluma.
Puestos a imaginar...
Besos
Así son los micros. Cuatro cositas y son muchas las imágenes que puede llegar a evocar.
ResponderEliminarUn beso, Voltios.
Ya sabes como es la imaginación, hay para todos los gustos. A saber a quién pertenecía la pluma...
ResponderEliminarUn besazo, Trini.
Daba miedo lo que salía, pero aún así seguía escribiendo. La curiosidad siempre a flor de piel.
ResponderEliminarBesazos.
Resu, si no fuese por la gran curiosidad que tenemos jamás nos habríamos atrevido a nada. Pueden advertirte de algo, pero hasta que no lo comprobamos por nosotros mismos... y aún así.
ResponderEliminarUn besazo, compi.
De quien seria esa pluma?.
ResponderEliminarUn beso Luisa
Menos de un loro... je, je, je
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí, Josefina.
Un requetebeso.
De miedo también escribe el poeta.
ResponderEliminarPues eso, que de este micro me gusta hasta la foto que acompaña.
Buen micro, compi.
Un abrazo de Mos desde la orilla.
Gracias, Mos.
ResponderEliminarYa sabes que soy una gran aficionada a los micros y por supuesto, a todo lo incomprensible y fantástico.
Un besazo.
Los micro son todo un reto: conseguir transmitir con apenas unas frases. Son un gran ejercicio muy recomendable para cualquier escritor.
ResponderEliminarY tú lo bordas, Luisa. Creo que todos tenemos una pluma para cada tipo de historia que escribimos (una pluma imaginaria, se entiende), aunque algunos nos decantemos más por unas que por otras. A veces incluso las combinamos.
Un abrazo!!
Gracias por pasarte por aquí Javier. Has cogido perfectamente la esencia del micro. Las plumas son un simbolismo. Nosotros somos muchos en uno, y a veces las historias nos eligen.
ResponderEliminarUn abrazo, y que sigas trabajando duro como estás haciendo hasta ahora. El trabajo trae su recompensa y tú estás viendo ya los frutos.
Hola, Luisa, también he pensado en un cuervo.
ResponderEliminarA mí me da más yu-yu la sangre de la foto que los cementerios. Nunca he sido miedosa, pero no puedo con las visceras, los liqudillos y me pone de los nervios los gritos de las películas de miedo.
Tienes talento para los micro relatos...,que tontería digo, tienes talento y punto,
Un abrazo,
Gracias por tus palabras, Tesa.
ResponderEliminarYo tampoco soy de mucha sangre, pero no me inquieta en la literatura. Soy una médico frustrada. La realidad es muy distinta. Si tengo que atender alguna herida, me arrugo. Soy como esa serie de Doctor Mateo. Sin embargo, puedo escribir lo que sea que no me entra ni frío ni calor.
Un besazo.